Cómo Equilibrar los Macronutrientes en la Dieta

El equilibrio es clave
Cada uno de estos
macronutrientes tiene un papel
único, pero lo importante es
consumirlos en equilibrio según
las necesidades individuales,
las metas personales y el estilo
de vida.
La distribución adecuada de
macronutrientes no solo
favorece la salud general, sino
que también influye en el
control del peso, el rendimiento
físico y la prevención de
enfermedades.
El equilibrio de macronutrientes varía
según las necesidades individuales,
pero una distribución general
recomendada es:
50-55% de carbohidratos
(preferiblemente complejos).
15-25% de proteínas (ajustando según
actividad física).
20-35% de grasas (priorizando las
saludables).

Cómo Consumir los Macronutrientes Correctamente
Para equilibrar los macronutrientes en tu dieta, es importante distribuirlos de manera equilibrada a lo largo del día. Planifica tus comidas para incluir proteínas, carbohidratos y grasas en cada una, y no te saltes ninguna. Además, escucha a tu cuerpo y ajusta las cantidades según tus necesidades y nivel de actividad física.

Trucos para una Dieta Equilibrada
Para asegurarte de consumir los macronutrientes necesarios, mantén un registro de tus alimentos y busca el equilibrio entre ellos. Prioriza alimentos frescos y naturales, evita los ultraprocesados y disfruta de la comida de forma consciente. Recuerda que la clave está en la variedad y la moderación.
¿Necesitas ayuda para equilibrar tus macronutrientes?
Contáctanos para recibir asesoramiento personalizado y recomendaciones de tratamientos naturales.
Como Equilibrar los
Macronutrientes en la Dieta
Es importante obtener los
macronutrientes de fuentes naturales
saludables, como carnes magras, frutas,
verduras, granos enteros y grasas
saludables.
Carbohidratos
Granos y cereales: pan, fideos, pastas,
galletas saladas, cereales y arroz.
Frutas: manzanas, plátanos, bayas,
mangos, melones y naranjas.
Productos lácteos: leche y yogur.
Legumbres: frijoles secos, lentejas y
guisantes.
Verduras con almidón : patatas, maíz y
guisantes.
Proteínas
Carnes: carnes blancas y rojas.
Pescados y mariscos: salmón, merluza,
bacalao, sardinas y atún.
Huevos: una rica fuente de proteínas.
Lácteos: leche y yogur.
Legumbres: guisantes, garbanzos y
lentejas.
Frutos secos y semillas: maní,
almendras y pistachos.
Grasas
Mantequilla: rica en grasas.
Carnes rojas: como las de ganado
vacuno y porcino.
Mariscos: contienen una importante
carga lipídica.
Aceites vegetales: empleados como
aderezo para ensaladas o como parte de
salsas y cocciones.
Frutos secos y semillas: nueces, maní,
chia, sésamo, almendras y castañas.
Huevos: la yema contiene un aporte
lipídico importante.
Leche entera: una fuente importante de
grasas.